He querido escribir en este Blog de mi hijo quien, como todos ustedes saben, tiene una posición política antagónica con la mía; y no quiero que piensen que yo por eso que reniego de mi hijo, por el contrario me siento, como padre, orgulloso al ver que lo levanté con libre albedrío; pienso que cumplí mi labor y que hoy mi hijo tiene su propia escala de valores basada en lo qué, como padres, pudimos enseñarles con nuestro ejemplo.
Pero no quiero hacer de esto un ejercicio de alabanzas ni de los hijos ni de los padres… Sino que entiendan que ellos son como son, porque ellos lo han decidido así.
Claro, que en esta labor me tocó en suerte tener a mi lado a Judith, una gallina clueca como toda madre, pero quien entendió desde temprano que la templanza de los hijos se hace del ejemplo, se modela en la fragua de su propio esfuerzo y nunca en la blandenguería producto de una sobre protección desmedida… nuestros hijos cayeron y se levantaron cuando niños, cayeron y se levantaron cuando jóvenes, caen y se levantan hoy ya de adultos y cuando lleguen a esta madures, que hoy ostentamos, sabrán caerse y levantarse de nuevo…
Hoy ya estamos solos, los dos salieron del nido, ya levantaron su propio vuelo, sólo nos queda el orgullo de padres por la labor cumplida… el uno, el de ustedes (el de este Blog) luchando a brazo partido por forjar para él, su compañera y sus hijas un futuro mejor en un mundo mejor, en aquella tierra desde la cual partiera, buscando lo mismo, hace más de 65 años su abuelo… La hija, la que prefirió quedarse en esta tierra que la vio nacer, renaciendo de las cenizas de una juventud turbulenta, luchando por abrirse un futuro y ayudando como pueda a sus padres… y los dos, cada uno dentro de sus posibilidades, sobre protegiéndonos ahora como nosotros nunca lo hicimos con ellos…
Nuestra Judith casi se nos muere, nadie mejor que ustedes saben lo que ha pasado en estos días; su solidaridad, con mis hijos, no me ha pasado desapercibida, he estado en sus Blogs, he leído todos sus mensajes de aliento, nadie mas que yo ha compartido sus deseos para la mejoría de nuestra Judith…
Yo no creo en oraciones, ni en un dios quien de nosotros se apiade… pero al oír (leer) sus suplicas, y sus deseos, por un momento… solo por un instante… eleve con ustedes una plegaria a ese poder superior, intangible, inhumano e irreal con la esperanza de ser yo el equivocado.
Quiero hoy dar las gracias a todos, en nombre propio, y en el de Judith… quiero manifestarles desde el fondo de nuestros corazones que les estoy agradecido, obligado junto con mis hijos con ustedes sus amigos (tangibles y cibernéticos) y, porque no, a aquellos quienes me adversan en ideas y conceptos, en fin, todos ustedes, todos quienes se unieron en torno e un deseo… del deseo que nuestra Judith mejorara, que le diera a este mundo unos años mas de su presencia… de vida en compañía de este agnóstico e irreverente compañero, quien sin ella no es nadie, y quien sin ella enfrentaría, tal vez, a la única situación (caída) de la que no seria capaz de levantarse: “El tener que vivir sin ella”.
Gracias, de corazón GRACIAS, y permítanme agregar, “mis amigos”…
Johannes W. de Wekker Vegas (JotaDobleVe)